Lo extraño.
Me empiezo a preguntar sino tendría que haber hablado antes de decidir y todas esas cosas que nos preguntamos para deshacer las decisiones que cuestan tomar más allá de que sean las correctas.
Trato de acordarme los motivos por los cuales lo dejé. Y cuando lo hago me doy cuenta de que estoy mejor así. Pero no por eso no extraño sus besos, sus caricias, sus risas, las mías con él.
Cuesta.
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