lunes, 18 de abril de 2011

Hace mucho que no vengo por acá, ya no creo que alguien pase y si lo hace no me voy a enterar, al menos que abra los comments. Epa, buena idea. En realidad no.
El otro día pasé a expresar dos palabras que le quería decir a alguien y no podía pero hoy la cosa viene más catártica.
Me siento para la mierda. Tengo la sensación de que las cosas que me pasan, las grandes y las chicas, me están sobrepasando, que me están ahogando, que me están hundiendo, llevándome a un lugar del que salí hace tiempo y al que no quisiera volver jamás.
Venía bien, con quilombos pero bien, y una cosa muy mínima me desequilibró por completo. Creo que fue el disparador y nada más, porque el hecho en sí no me duele, no me parece trascendente, pero no puedo negar que a partir de eso el cuerpo se me llenó de tristeza. Tristeza más que justificada.
Por dónde empezar... odio que me digan que por el principio.
Salí con un chico, me decidí a conocerlo, logré sentirme atraída por alguien que parecía sano, normal, sin ninguna adicción o trastorno psiquiátrico. Decidí terminar con The Man porque si bien lo quería mucho, la relación que teníamos era mucho menos de lo que yo necesitaba. Así que me animé a esta nueva persona que apareció en mi vida. Me compré ropa, fui a la peluquería, me puse linda. Tenía miedo: "no es mi tipo", pensaba. "Somos tan diferentes", me decía. Pero salí igual.
Pasé una noche hermosa. Fuimos a Plaza Serrano y charlamos desde las once de la noche hasta las seis de la mañana. Me reí muchísimo, me gustó, sentí que había conectado con alguien. No podía creer que era sano, que era bueno, que respetaba con amplitud nuestras diferencias, que no tomaba alcohol porque sabía que yo no podía hacerlo, que quería escuchar sobre mi pasado y que al escucharlo no se alarmara. La noche terminó con un beso, o dos o tres y con miradas cómplices.
Después la semana siguió su curso. Chat, redes sociales, que qué bien la pasamos, que moría de frío pero no me quería ir, que eso y un montón de cosas más. Pero llegó el miércoles y más o menos sus palabras fueron: me gustaste, me encantaste, pero no me partiste la cabeza y como ya te quiero no me animo a lastimarte, no sé si me podría enganchar.
Antes de conocerlo estaba dispuesta a encarar un camino de vida sano, con gente que me quiera bien, con cosas que me llenen el alma, con llantos normales y no efímeros. Así que frente a esas palabras decidí darle salida de una. Sentí que él me estaba pidiendo permiso para en tal caso hacerme mierda. Y ese permiso no se lo voy a dar a nadie nunca más.
Yo ya estaba ilusionada. A mi tampoco me había partido la cabeza, no esperaba que lo hiciera por vernos una vez, pero al haber pasado una noche tan linda, estaba ilusionada con seguir conociéndolo. Así que me desarmó. Me desarmó que mi primer intento por algo sano haya fallado, que siempre me termine cruzando con personas tóxicas, que nada me salga bien en este momento y tantas otras cosas que poco tenían que ver con él.
Al día siguiente mi mamá tuvo su primera sesión de quimioterapia. Y yo que no puedo con mi alma y tengo que estar 24 hs disponible para escucharla y mostrándome fuerte y feliz para que no tenga una preocupación más. Y lo que me cuesta... porque no solo no estoy feliz, si no que las cosas que han pasado con ella en el pasado, en mi corazón siguen presentes. La perdoné, no le guardo rencor, temo que se muera y estoy siendo incondicional con ella pero ahora que viene Semana Santa y piensan en viajar todos juntos yo no quiero ir porque no imagino pasar cuatro días enteros con ella sin debilitarme psíquicamente. Y eso me hace una persona de mierda porque puede ser nuestro último viaje, pero si no lo siento, qué puedo hacer? Puedo ir igual aunque no quiera, pero ese no es el hecho, el hecho es no sentir ganas de ir sabiendo que es su deseo, deseo que en este momento habría que cumplírselo con los ojos cerrados, ese deseo o cualquier otro.
Muchos más abajo está el problema de la plata. Vivir sola es genial pero nunca alcanza y encima estoy llena de deudas porque soy malísima con el dinero. Y en el departamento se rompe todo y no lo puedo arreglar y se me vencen facturas, me cortan los servicios y como soy orgullosa y además mi papá está ayudando mucho a mi mamá no quiero pedirle plata y todo se va transformando en un infierno de problemas del que no puedo salir. Por eso decía al principio que me ahogo. Porque también pienso en mi futuro todo el tiempo, en si esta carrera que empecé ahora vale la pena, si voy a poder con eso y el laburo que me está exprimiendo. Y es eso y es todo junto, son ganas de escapar, muy lejos, donde nada me pueda doler, donde nadie ni nada me pueda alcanzar, donde pierda la memoria.
Y también son, en el otro extremo, ganas de que un hombre que me quiera me abrace fuerte y me diga que todo va a pasar, que todo va a estar bien.
Pero nada de eso está, y acá estoy, triste, de mal humor, a punto de estallar. Pero de pie, luchando contra la corriente porque una vez me dejé llevar y ahora sé que es más fácil hacer fuerza para que no te lleve que dejarte llevar y caer en el poso oscuro que es la depresión.

miércoles, 13 de abril de 2011

toda neurosis espera una reacción
vos, esperá sentado

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi psiquiatra me dijo que está bueno tener pesadillas y que mejor aún es recordarlas porque manifiestan lo que está en el inconciente. Y si una pesadilla te generó mucha angustia probablemente eso es algo que aunque lo no sepas te esté haciendo mal.
Qué soñé? Bueno, con The Man.
Ayer intercambiamos mails y quedamos en vernos cuando el se recupere de su gripe. A la noche le mandé otro mail y no me lo respondió. Hoy cuando llegué al laburo tenía la respuesta y me explicaba que cuando lo envié estaba dormido. Pero ese dato no lo tuve cuando me fui a dormir.
La cuestión es que soñé que venía a mi casa para salir con un amigo y una chica, una pendeja de dieciocho años como mucho. Y esa pendeja resultaba ser la novia. Yo me ponía como loca, muy mal, muy triste, incluso sin que me viera lloraba. Después le preguntaba por qué me había dicho de vernos si estaba de novio y él no tenía respuesta. Trataba de que no me ponga mal pero yo estaba destruída y además la chiquita me resultaba insoportable.
En el medio del sueño dudé de que fuera cierto y analicé la situación. Por momentos pensaba que me estaba mintiendo y, entre todo eso, me metí en un estado de sueño-realidad, no sé si estaba despierta o dormida. Creo que dormida pero intentando despertarme porque sabía que era una pesadilla y que The Man no estaba de novio con nadie. No sé si logré despertarme o si pasé a otro sueño pero fue muy angustiante toda la situación.

A esta altura no sé qué me pasa con él. Por lo general lo tomo como un garche pero si fuera solo eso para mi no me angustiarían tantas cosas. Aveces me relajo y no me importa lo que hace o deja de hacer pero me dura poco. No creo estar enganchada con él aunque en un principio me hubiera gustado tener algo más importante, pero eso ya fue. Lo que pasa es que el creo que me representa muchas cosas. Es como la cara visible de carencias mías. No sé.
Pero vuelve la pregunta de siempre: cuánto uno está dispuesto a negociar por sexo, compañía, ilusión o adrenalina?

martes, 9 de noviembre de 2010

Para ser sincera crecer me cuesta horrores. Hace varias noches que tengo ganas de ahogar todo lo que siento en alcohol, en pastillas o en cualquier cosa que me saque de esta realidad de angustia que estoy viviendo. El otro día volví a ver Inocencia Interrumpida y está demás decir que me sentí muy identificada con el personaje de Winona Ryder pero a la vez me sentí lejos de esa chica aunque también muy lejos de la que quiero ser. Y por estos días siento que me alejo de una y me acerco a otra. Porque estoy llena de dolor y de angustia que se y no sé de dónde vienen y pienso en llenar este vacío y en tapar este dolor hasta con hombres, como antes, incluso llegué a pensar en volver a lastimarme el cuerpo para matar lo de adentro pero saqué volando esa idea de mi cabeza porque sería dar cien pasos para atrás, cien pasos que me costó mucho dar. Pero la verdad es esta, me cuesta mucho bancarme lo que estoy sintiendo, quiero desaparecer, quiero dormir, quiero estar drogada o ebria pero muy lejos de mi, lejos de todo esto que se vuelve a parecer al infierno. Y lo único que me frena es la esperanza de que pase rápido, la valoración del esfuerzo que vengo haciendo y la esperada satisfacción de haber pasado este momento sin hacer nada más que intentar manejarlo de una manera sana.
Por algún lado la angustia tiene que salir, acá estamos otra vez, recurriendo al último elemento que nos queda para que el alma se alivie un poco y ese elemento es escribir acá y, si puede ser, también para el taller. Pero por el momento acá.
Luca: otra vez sopa.
Estuvo viviendo en mi departamento hasta el domingo que le tuve que pedir que se fuera. Salió de una internación por voluntad propia y empezó un tratamiento ambulatorio. Necesitaba un lugar y cierta contención así que le ofrecí mi casa. Iba a ser un mes y terminaron siendo más de dos y podrían haber sido más si no fuera porque la última semana consumió de una manera bestial y no aguanté.
Cómo después de tanto esfuerzo podría volver a vivir ese infierno que es la cocaína, que es ver como alguien que amás se destruye violentamente. No podía hacerme eso a mi misma. Me costó sentir que de alguna manera le soltaba la mano a Luca, aunque no se la solté, pero peor era sentir que estaba tirando por la borda todo mi esfuerzo porque realmente estar bien me cuesta mucho. Son meses de terapia, de psiquiatra y años de medicación: tiempo, dedicación y dinero. Y sobretodo mis esperanzas de ser un ser normal que no padece la vida si no que la vive tal cual es, con cosas lindas y con cosas feas.
Si dejaba que se quede y que me cague la vida con su adicción me hubiera traicionado a mi misma una vez más. Pero ahora no sé qué es de su vida, dónde está ni como. Temo que esté haciendo mierda todo lo que le queda. Por otro lado su compañía cuando está bien es muy agradable y acá dejó un vacío muy difícil de llenar.
También hay otras cosas, pero por ahora esto.

domingo, 17 de octubre de 2010

Por lo general vengo por acá cuando necesito sacar algo y no tengo con quien o sí pero me da verguenza.
Después de volver a ver a The Man la última vez, hace más de dos semanas, volví a sentirme vacía. El sexo estuvo bien pero al día siguiente no tenía imágenes que me hicieran sonreir, tenía simples imágenes que no significaban nada. Después peleamos, me enojé. Pasé días sin comunicarme con él, llena de bronca y él tampoco se comunicó. Entonces me pregunté qué me atraía de él? Cuánto está dispuesto uno a negociar por sexo o por un poco de compañía. Por una ilusión, por un poco de adrenalina. Entonces nada tenía sentido con respecto a él. El no era tan valioso, no era nada de lo que yo ponía en él. O si pero no me interesaba. No sentí ganas de verlo ni de saber de él. Con el tiempo su lugar en mi vida cada vez era más pequeño, casi nulo. Hubo días que lo pensé un poco más. Pero ganaban mis ganas de llenarme de cosas buenas, de cortar con los "amores baratos". Decidí no verlo, rogaba que no me propusiera nada para no tener que decirle que no, otras veces dudaba porque el sexo era bueno y otras pensaba que podíamos volver al principio. Pero siempre terminaba ganando el hecho de alejarme de él.
Pero llega el domingo, el aburrimiento,  la soledad y le propongo verlo. Un poco porque quiero su cuerpo dentro del mío, otro poco para saber qué onda entre nosotros. Y me dice que sí, después le digo que mejor otro día y me dice que si, que mejor eso porque recien está volviendo de la casa de la madre, entonces le pregunto si no le divierto más y me contesta para la mierda.
Y otra vez soy la perdedora, la que negocia lo bueno que tiene por nada, la boluda, la que hace siempre lo mismo, repite las historias, comete el mismo error una y otra vez: yo. Yo que no puedo dejar de ser yo.

viernes, 1 de octubre de 2010

Es horrible darte cuenta de que alguien no vale nada cuando creías que sí.