Después de volver a ver a The Man la última vez, hace más de dos semanas, volví a sentirme vacía. El sexo estuvo bien pero al día siguiente no tenía imágenes que me hicieran sonreir, tenía simples imágenes que no significaban nada. Después peleamos, me enojé. Pasé días sin comunicarme con él, llena de bronca y él tampoco se comunicó. Entonces me pregunté qué me atraía de él? Cuánto está dispuesto uno a negociar por sexo o por un poco de compañía. Por una ilusión, por un poco de adrenalina. Entonces nada tenía sentido con respecto a él. El no era tan valioso, no era nada de lo que yo ponía en él. O si pero no me interesaba. No sentí ganas de verlo ni de saber de él. Con el tiempo su lugar en mi vida cada vez era más pequeño, casi nulo. Hubo días que lo pensé un poco más. Pero ganaban mis ganas de llenarme de cosas buenas, de cortar con los "amores baratos". Decidí no verlo, rogaba que no me propusiera nada para no tener que decirle que no, otras veces dudaba porque el sexo era bueno y otras pensaba que podíamos volver al principio. Pero siempre terminaba ganando el hecho de alejarme de él.
Pero llega el domingo, el aburrimiento, la soledad y le propongo verlo. Un poco porque quiero su cuerpo dentro del mío, otro poco para saber qué onda entre nosotros. Y me dice que sí, después le digo que mejor otro día y me dice que si, que mejor eso porque recien está volviendo de la casa de la madre, entonces le pregunto si no le divierto más y me contesta para la mierda.
Y otra vez soy la perdedora, la que negocia lo bueno que tiene por nada, la boluda, la que hace siempre lo mismo, repite las historias, comete el mismo error una y otra vez: yo. Yo que no puedo dejar de ser yo.
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