martes, 9 de noviembre de 2010

Para ser sincera crecer me cuesta horrores. Hace varias noches que tengo ganas de ahogar todo lo que siento en alcohol, en pastillas o en cualquier cosa que me saque de esta realidad de angustia que estoy viviendo. El otro día volví a ver Inocencia Interrumpida y está demás decir que me sentí muy identificada con el personaje de Winona Ryder pero a la vez me sentí lejos de esa chica aunque también muy lejos de la que quiero ser. Y por estos días siento que me alejo de una y me acerco a otra. Porque estoy llena de dolor y de angustia que se y no sé de dónde vienen y pienso en llenar este vacío y en tapar este dolor hasta con hombres, como antes, incluso llegué a pensar en volver a lastimarme el cuerpo para matar lo de adentro pero saqué volando esa idea de mi cabeza porque sería dar cien pasos para atrás, cien pasos que me costó mucho dar. Pero la verdad es esta, me cuesta mucho bancarme lo que estoy sintiendo, quiero desaparecer, quiero dormir, quiero estar drogada o ebria pero muy lejos de mi, lejos de todo esto que se vuelve a parecer al infierno. Y lo único que me frena es la esperanza de que pase rápido, la valoración del esfuerzo que vengo haciendo y la esperada satisfacción de haber pasado este momento sin hacer nada más que intentar manejarlo de una manera sana.

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